Abaqus y Principia, 30 años de éxito
Hace 30 años Principia se convirtió en el primer usuario y el primer agente de Abaqus en la Península Ibérica. Una decisión excelente y un recorrido exitoso.
Leer más06-03-2018 | Publicado por Principia
Cuando se habla de la catástrofe del 11 de septiembre, mucha gente piensa en los ataques terroristas que sufrió Estados Unidos en esa fecha en el año 2001. Más recientemente, en esa misma fecha en 2015, tuvo lugar otro hecho catastrófico: la caída de una grúa sobre el techo de la Gran Mezquita de La Meca, dejando más de un centenar de muertos y casi 400 heridos.
Masjid al-Haram es la mezquita más grande del mundo y alberga la Kaaba, el monumento más sagrado del islam. El complejo de la mezquita se encontraba en proceso de expansión a fin de poder hacer frente a la creciente afluencia de peregrinos durante el Hajj. Saudi Binladin Group estaba llevando a cabo las obras, que involucraban a la grúa siniestrada, que cayó sobre el techo de la mezquita bajo la acción de vientos relativamente fuertes en el curso de una tormenta.
La grúa constituye una estructura bastante considerable, pues tiene una altura de unos 200 m y pesa más de 1100 toneladas. Principia estudió la interacción del viento con sus diversos elementos para dos configuraciones de la grúa, todas las orientaciones del viento en incrementos de 30º y velocidades de viento progresivamente crecientes, contando con un perfil logarítmico de las mismas. Las investigaciones numéricas se acompañaron de ensayos en túnel de viento sobre modelos a escala 1:22; las diferencias observadas en las fuerzas generadas fueron del orden del 12%.
Con el fin de analizar la estabilidad al vuelco de la grúa bajo las cargas aplicadas por vientos con distintas orientaciones y velocidades, Principia construyó con Abaqus un modelo detallado de la grúa completa, incluyendo las diversas celosías, cables, contrapesos y otras masas localizadas, carro de orugas, etc.
Los estudios realizados permitieron comparar los efectos de las diferentes orientaciones del viento. Concretamente se determinó que la orientación más perjudicial era la que coincidía con el plano de la grúa, empujándola hacia adelante. Para esa orientación la grúa se desestabiliza con velocidades a 10 m de altura de 68-75 km/h (en función de la configuración de la grúa); dado el perfil logarítmico del viento, las velocidades correspondientes a 120 m son 141-155 km/h.
Las velocidades de viento detectadas durante la tarde en que tuvo lugar el accidente fueron del orden de 80-105 km/h, aunque los informes no citan la elevación a la que hacen referencia. En cualquier caso, ello implica que los vientos experimentados parecen en principio suficientes para causar el vuelco de la grúa.
Si se cuenta con una comprensión clara de los fenómenos físicos dominantes y con herramientas de análisis adecuadas, es posible simular la realidad con precisión, tanto si se trata de interpretar catástrofes pasadas como de prevenir otras en el futuro.