Consultoría

Vibraciones y acústica

Menos costes y más prestaciones

Si no se trata de un cepillo de dientes eléctrico, las vibraciones suelen ser una consecuencia indeseable de la actividad industrial o la acción de la naturaleza. Hay múltiples secuelas asociadas con ellas: ruido, falta de confort, tensiones, fatiga del material, etc.; con el tiempo, todas las vibraciones acaban por degradar el rendimiento, aumentar el coste de mantenimiento y acortar la vida útil de equipos y estructuras.

Fuentes comunes de vibración son el tráfico de personas o vehículos, la acción del viento o el oleaje, la operación de bombas y otros equipos mecánicos, las explosiones, terremotos, impactos…

La simple circulación de fluidos puede causar vibraciones, especialmente si involucra cambios de fase. Y los mecanismos son a veces sofisticados: imaginemos la frecuencia de los remolinos de von Karman acoplándose al segundo modo de ménsula de una farola, o la excitación producida por el colapso de burbujas de sales licuadas, o la sincronización inconsciente del movimiento de personas en pasarelas y estadios.