Si al imparable crecimiento de la población urbana, que a nivel mundial la UE estima que alcanzará el 70% en 2050, unimos la elevada contaminación en las grandes ciudades y sus efectos en el cambio climático, se hace imprescindible un cambio drástico en el modelo de transporte.
La movilidad urbana se va a centrar en las personas y su bienestar, por lo que la proyección será fomentar los transportes colectivos y la bicicleta para los desplazamientos de proximidad. Los grandes fabricantes de automóviles ya diseñan y fabrican vehículos eléctricos, y prácticamente todos los escenarios futuros pasan por la conducción autónoma, que implica un nuevo modelo basado en la conectividad y en la economía colaborativa.