Reflexiones sobre el terremoto de Marrakech-Safi de 2023

27-09-2023 | Publicado por Joaquín Martí

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Septiembre de 2023 quedará como un capítulo sombrío en los anales del norte de África, marcado por la mano cruel de los desastres naturales. El fatídico 8 de septiembre, a las 22:11 UTC, la región de Marrakech-Safi en Marruecos fue sacudida por un terremoto de magnitud momento Mw 6,8-6,9, con una intensidad máxima de Mercalli de IX. El epicentro se encontró a 73 kilómetros al sudoeste de Marrakech.

Dos días después, la ciudad costera libia de Derna, de unos 100.000 habitantes, se vio sometida a las inundaciones provocadas por la tormenta Daniel. Las inundaciones se vieron agravadas por el colapso de dos presas construidas aguas arriba de la ciudad hacia los años 70, concebidas para controlar las aguas del Wadi Derna. Ambas catástrofes naturales dejaron una tremenda huella de destrucción, con miles de muertos causados por el terremoto y decenas de miles por las inundaciones.

terremoto marruecosEl terremoto en cuestión fue el mayor evento sísmico registrado instrumentalmente en Marruecos. De hecho, se considera el mayor de la historia de Marruecos, apenas superado por las estimaciones superiores del terremoto de Meknes de 1755, con magnitud Mw 6,5-7,0. Aun así, en términos de pérdida de vidas humanas, le supera el trágico terremoto de Agadir de 1960; a pesar de su inferior magnitud, 5,8, la proximidad de su somero hipocentro a la ciudad hizo que se cobrara la vida de 12.000-15.000 personas, del orden de un tercio de la población de Agadir en ese momento. Debe destacarse que el aumento de una unidad en la magnitud Mw representa un aumento de 32 veces en la energía liberada.

Conviene recordar los conceptos de actividad sísmica, peligrosidad, vulnerabilidad y riesgo. La actividad se refiere a la capacidad de generar terremotos en una región. La peligrosidad es la probabilidad de experimentar cada nivel de movimientos sísmicos en un lugar durante un período determinado. La vulnerabilidad mide la probabilidad de que se desencadene un fallo para cada nivel de movimientos sísmicos. Y el riesgo es la convolución de la peligrosidad y la vulnerabilidad, ponderada con las consecuencias que se derivan.

En el caso del terremoto marroquí, la actividad sísmica en la región de Marrakech es moderada, lo que explica la relativa ausencia de antecedentes sísmicos de esta magnitud. Como resultado, se esperaba que la peligrosidad fuera relativamente baja: la probabilidad anual de experimentar movimientos sísmicos elevados en cualquier punto de la región era mínima.

La clave reside en la vulnerabilidad. A pesar de las mejoras introducidas en los códigos de construcción tras el terremoto de Agadir de 1960, el área afectada incluía aldeas de montaña caracterizadas por una construcción de baja calidad, incapaces de resistir a las demandas sísmicas que causaron su colapso, sepultando a sus ocupantes. Las consecuencias que entran en los cálculos de riesgo son sus muertes.

Ante tales calamidades nos sentimos abrumados. Y este tipo de desastres resuena profundamente en nuestros corazones por nuestra experiencia en áreas como la evaluación de la peligrosidad sísmica, la ingeniería sísmica, la estabilidad de presas de materiales sueltos y los cálculos de inundaciones.