Diseño de baterías para vehículos eléctricos
En el desarrollo de baterías para vehículos eléctricos el ingeniero de diseño debe mantener el compromiso de optimizar el balance entre las prestaciones, el peso y el coste.
Leer más24-04-2019 | Publicado por Principia
En la pasada la Smart Mobility Summit celebrada en Valencia el 2 de abril se ofreció un dato estremecedor: actualmente vive en entornos urbanos algo más del 50% de la población mundial, y se estima que en 2050 la cifra alcance el 70%.
Si a esto le unimos la ya elevada contaminación en las grandes ciudades y los efectos perceptibles del cambio climático a nivel mundial, se hace evidente que es necesario un cambio drástico en el modelo de movilidad urbana ya que el actual es, simplemente, insostenible e inviable.
La movilidad urbana se va a centrar en las personas y su bienestar, por lo que la proyección es fomentar los transportes urbanos e interurbanos colectivos, tipo tren o tranvía para los trayectos largos, y la bicicleta, eléctrica o no, para los desplazamientos de proximidad.
Y, obviamente, en este futuro de movilidad urbana sostenible, el coche eléctrico está llamado a jugar un papel estelar, sean trayectos largos o cortos. Bueno, no sólo eléctrico sino que, gracias a la tecnología disponible, también ha de ser conectado, autónomo y … compartido.
Los grandes fabricantes de vehículos ya se han lanzado, en mayor o menor medida, al diseño y fabricación de vehículos eléctricos, pero su industrialización se enfrenta a un reto muy complicado: la fabricación de baterías eléctricas. En este terreno, los países asiáticos, y especialmente China, llevan una delantera considerable (se estima que Europa necesita construir entre 8 y 10 gigafactorías para empezar a ser competitiva), y la inversión necesaria para construir factorías es muy elevada, y poco rentable inicialmente debido a su baja utilización.
Ford Mobility ya ha puesto fecha, 2021, para presentar su primer vehículo autónomo. Quizá pueda sonar a ciencia ficción, pero lo cierto es que prácticamente todos los escenarios que se evalúan pasan por la conducción autónoma, en la que el principal obstáculo a superar es la fiabilidad de la tecnología utilizada.
El hecho de que el futuro sea del vehículo autónomo nos lleva a dos derivadas interesantes: por un lado, la necesaria conectividad, no sólo para que el vehículo pueda guiarse sin problemas en el entorno urbano, sino también para ofrecer sistemas de entretenimiento y/o de trabajo a los pasajeros durante los desplazamientos, explotando nuevos negocios digitales y mejorando la experiencia del usuario.
Y, por otro lado, si el vehículo no necesita conductor se reduce la necesidad de tener un coche en propiedad, por lo que se recurrirá a un modelo de economía colaborativa en la que los usuarios reservarán y compartirán vehículo mediante la suscripción a algún tipo de plataforma tecnológica, similar a las que ya se usan para el alquiler de bicicletas o ciclomotores eléctricos.
Al final, parece que para los fabricantes de automóviles el futuro se enfoca más a establecer un nuevo modelo de negocio en el que la competencia se basa en la oferta de servicios de entretenimiento y conectividad asociados a la movilidad, que en el propio vehículo, y la competencia industrial se trasladará al sector de las baterías eléctricas y los trenes de potencia.