29-11-2018 | Publicado por Joaquín Martí
Prácticamente todo el mundo, quizá con la notable excepción del presidente Trump, se siente preocupado por las emisiones de CO2 producidas por la combustión de hidrocarburos y su efecto en el clima. Al fin y al cabo, los seres racionales se guían por verdades científicas, no por verdades alternativas y post-verdades.
Pero no es fácil prescindir de los combustibles fósiles, especialmente a corto plazo. Así que, mientras tanto, son bienvenidos los usos que sean más amigables con el medio ambiente. Y el gas natural (metano) puede contribuir a este objetivo.
El metano arde con una temperatura bastante elevada. Esto hace posible operar una planta térmica y utilizar su calor residual para hacer funcionar otra de vapor. Esto es lo que ocurre en una central de ciclo combinado: hacemos un truco con las leyes de la termodinámica para extraer más energía de la que podríamos obtener con una planta de un solo ciclo. En números redondos, un ciclo combinado moderno tiene un rendimiento del 60%, frente a un 40% con un solo ciclo. En otras palabras, generamos un 50% más de energía por tonelada de CO2 vertida.
El gas natural puede transportarse por gasoducto o, aprovechando que su volumen disminuye por un factor de 600 al licuarse, en metaneros a 165º bajo cero, que es la temperatura a la que se mantiene líquido a presión atmosférica. Los terminales de importación y exportación requieren tanques de almacenamiento para carga y descarga de metaneros, y aquí es donde Principia ha estado sumamente activa.
Desde 1986 Principia ha trabajado en más de 70 proyectos de tanques de almacenamiento de gas natural licuado. Se extienden sobre América del Norte y del Sur, Asia desde Oriente Medio a la India y Lejano Oriente, África y, por supuesto, Europa.
Hemos desarrollado el proyecto completo del tanque externo en unos 30 tanques, con capacidades de 20.000 a 200.000 m3. Y hemos suministrado otros servicios, especialmente los cálculos para cargas extremas, en los demás tanques.
¿Dónde estaríamos sin la simulación? Absolutamente en ningún sitio. En los terremotos de diseño, no sólo debe contarse con la respuesta del tanque externo y el tanque interno, también el gas licuado contribuye con sus masas impulsiva y convectiva. Y hay que evaluar fugas menores y mayores, con fuertes gradientes térmicos, fisuración del hormigón y todo tipo de fenómenos no lineales.
Y hay que considerar fuegos externos, impactos de misil, sobrepresiones por la deflagración de una nube de hidrocarburos, etc. En varios casos hemos tenido que estudiar impactos de aviones, con distintas masas, velocidades y ángulos de incidencia.
No hay prácticamente ninguna industria ni campo técnico que no se haya visto fuertemente afectado por la simulación. Pero los tanques de almacenamiento de gas natural licuado hubieran sido simplemente imposibles de construir, al menos con el nivel de seguridad que les demandamos.
Y esto hace posible operar las centrales de ciclo combinado con su huella de carbono más reducida, con independencia de lo que las verdades alternativas y post-verdades puedan decir.
